La revolución que Junkers generó con este calentador fue doble. Por un lado, porque el encendido del piloto sólo se hacía en el momento de la puesta en marcha, suprimiendo la llama permanente del piloto y consiguiendo, de este modo, un considerable ahorro de energía. Y por otro lado, porque el modelo de Junkers no precisaba de conexión eléctrica, funcionaba solamente con dos baterías de 1,5V ofreciendo así total libertad a la hora de la instalación.
El profesional tuvo entonces argumentos muy fuertes para la introducción de estos equipos de cara al usuario final (ahorro, cuidado del medio ambiente y confort) y, de cara al instalador (facilidad de instalación). Además, el WR275-1KB, introdujo novedades importantes, con el triple sistemas de seguridad: control de ionización, servo-válvula de membrana controlada por baja tensión y válvula de gas controlada por agua.